Cuando en el año 1978, Wuthering heights, la deslumbrante canción basada en la novela de Emily Brönte, escaló directamente al número 1 de las listas en toda Europa, todo el mundo quedo fascinado con el insultante talento, de esta jovencita de apenas 20 años, que componía, cantaba y bailaba con absoluto domino y precocidad.
Su éxito no fue fruto de la casualidad y se había venido fraguando, bajo la tutela de David Gilmour, varios años antes, desde que siendo una jovencita niña, aprendía las notas musicales en el piano familiar.
El éxito no fue cosa de un día, y los años siguientes vieron la espectacular evolución de esta artista, que se convirtió en referencia absoluta en los años 80, donde las nuevas tecnologías, y la utilización casi obsesiva y perfeccionista del estudio de grabación dieron como resultado refinadas perlas pop que hoy día siguen asombrando.
Una carrera algo errática a partir de los noventa oscureció su legado, pero ahora la redescubrimos para volver a reivindicarla como un nombre fundamental y enormemente influyente en artistas como Tricky, Bjork, Grimes o PJ Harvey. Revisamos su carrera y escuchamos algunos de sus temas más importantes.
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