El bárbaro del ritmo (1919-1963), rítmico y desenfadado, genial y evolutivo, fue y sigue siendo el absoluto maestro de la música cubana. Sin estudios de música pero capaz de dirigir su “banda gigante” y orquestar cualquier tema, fue también un creador mayúsculo y hábil adaptador de la arquitectura musical del Jazz a la tradición musical latina. Brilló en todos los géneros y fue adorado por el pueblo, que lo consideró un mito, antes incluso de su prematura muerte. Esta semana profundizaremos en algunas de las claves de su arte, y como no, disfrutaremos con algunos de los mejores temas musicales de este irreductible canónico.
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